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Cada casa tenía sus castaños, los cuidaba, etc. En el otoño sus frutos eran recolectados, morkots incluidos, en grandes cantidades, se almacenaban en un montón a refugio de la lluvia y heladas, se les daba vuelta de vez en cuando con ayuda de un sarde para su mejor conservación y estas servían como alimento para las personas y el ganado.
Hoy en día, esta costumbre ha cambiado, muchos castañales han desaparecido, bien por falta de cuidados o por utilización del terreno en el que se encontraban como praderas, etc. Y su uso sólo es de consumo para personas, en pocos casos para ganado, aunque todavía en algunos lugares se encuentran cerdos pastando en los castañales.
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